Ella siempre está ahí, todas las «calendas» luciendo humildemente sus vistosas flores naranjas o amarillas. Su nombre completo asegura no solo su presencia sino también su importancia desde antaño como planta medicinal.
Es una planta de la familia de las compuestas o asteráceas. Se la conoce con una gran variedad de nombres populares, tales como: «maravilla», «botón de oro», «mercadella», «meravella», «flor del muerto».
Seguro que lo habéis acertado. Si, se trata de la Calendula officinalis L. Etimológicamente el nombre del género hace referencia a la posibilidad de ver las flores de las caléndulas todos los meses ya que viene de la palabra latina «calendas» que significa «primer día del mes» y el nombre de la especie «officinalis» nos recuerda a su importancia como planta medicinal ya desde muy antiguo, en las antiguas oficinas de farmacia.
No en vano la teoría de los signos o de las signaturas, desarrollada por Paracelso, alquimista suizo de la Edad Media, que atribuía propiedades medicinales a las plantas en función de su semejanza con alguna parte o jugo corporal o bien por el lugar en el se desarrollaban, predijo que la caléndula era buena para expulsar la bilis y ciertamente así es.
La caléndula contiene una gran variedad de principios activos que la dotan de importantes propiedades medicinales. Contiene aceite esencial, con efecto antiséptico y antibiótico; esteroles, flavonoides, carotenoides, saponósidos, un principio amargo (calendina), alcoholes triterpénicos, polisacáridos inmunoestimulantes como el heteroglicano, mucílagos que la hacen especialemente eficaz para calmar la piel y las mucosas, sales minerales y trazas de ácido salicílico, cariofileno y quercetina con efecto analgésico y antiinflamatorio.
Toda esta medicina concentrada especialmente en los capítulos florales de la caléndula nos permiten emplearla como estrogénica y emenagoga suave, es decir reguladora de la menstruación, especialmente interesante en la fase de la menopausia y en caso de amenorreas (flujo escaso) y dismenorreas (menstruación dolorosa), en este caso es interesante mezclar la caléndula con salvia, melisa y milenrama.
En el aparato digestivo es muy eficaz en caso de úlceras gastroduodenales, congestiones hepáticas, digestiones lentas y pesadas. Interesante tomarla también en caso de migrañas y estados gripales.
Además de todas estas propiedades que podemos sentir tomando la infusión de las flores de la planta, no son pocos los beneficios que seguramente muchos conocéis de la planta en aplicaciones sobre la piel para tratar eczemas, psoriasis, dermatitis atópica, dermatosis secas y eritemas (enrojecimiento de la piel), quemaduras, picaduras de insectos, eczemas del pañal, callicida.
Es un ingrediente fabuloso de la Crema Curalotó, con la que vamos a tratar herpes, eccemas, irritaciones en la piel, escaldaduras, hongos, psoriasis etc.
Haciendo gárgaras con la infusión de sus flores es eficaz para tratar infecciones bucales, llagas, gingivitis y úlceras e inflamaciones en la garganta. En cosmética es muy apreciada para el cuidado del cutis, gracias a su efecto suavizante, bactericida y calmante sobre la piel, siendo ideal en cremas o lociones para tratar el acné, para después del sol, tras el afeitado o la depilación.
Nos sigue sorprendiendo esta humilde planta pues sus hojas y flores son comestibles pudiendo decorar creativamente una ensalada o bien reconfortar tomándola en una sopa.
Sus pétalos o lígulas también se emplean como colorante natural tanto en alimentación como en cosmética, especialmente en champús para cabellos rubios. En farmacia se emplea como corrector organoléptico de las tisanas, pues ofrece un atractivo color anaranjado a los preparados. También se sabe del empleo de las flores para adulterar el azafrán y el árnica.
Un uso aún más curioso de la caléndula, es que nos puede ayudar a predecir el tiempo, pues sus flores se cierran cuando hay mucha humedad y el cielo trae lluvia y se abren con el brillo de los rayos del sol.
Os aconsejo tener esto en cuenta a la hora de decorar nuestra ensalada con sus pétalos pues al poco de cogerlos se cerrarán con lo cual el efecto visual será menor, pero no perderá su encanto si jaspeamos la ensalada no con las flores completas sino con sus pétalos y puede ser una divertida experiencia que promoverá la psicomotricidad fina en los niños si los implicamos en la elaboración de la ensalada con flores.
Yo de momento he recolectado las últimas flores para elaborar un fabuloso oleato, macerando las flores frescas en aceite de oliva virgen extra de cultivo ecológico, sigo las pautas de mi abuela, aunque para evitar que se estropee el aceiete por el contenido en agua de las flores, es mejor usar los pétalos secos. Macerado 30 días, mejor en oscuridad para evitar la oxidación del aceite y luego emplearlo en fabulosas cremas con efecto antioxidante, antiinflamatorio, calmante …ah y como sigo aprendiendo, hoy ya os puedo decir que tiene más poder extractivo el aceite de girasol por su alto contenido en ácido graso linoleico, en cualquier caso os propongo usar aceites vegetales primera presión en frío y con certificación ecológica y desde luego si puede ser de proximidad.
Transcurrido ese tiempo (30 días), lo podemos filtrar y emplear para recuperar nuestra piel tras tomar el sol, para pieles con acené, dermatitis, psoriasis, pieles muy secas y agrietadas e incluso para cerrar la punta de los cabellos y mantenerlos sanos.
Con usos muy parecidos nos encontraremos por los campos con la pequeña y bella Calendula arvensis L., si os fijáis en la foto de la ensalada que os proponemos podréis encontrarla también lista para ser degustada.
No sólo merece la pena tener caléndulas en las terrazas, balcones o jardines ecológicos sino que también es muy útil en la huerta, pues es un eficaz desinfectante de suelo, actuando como eficaz nematicida, ahuyentando a estos pequeños gusanos que afectan a las raíces de las plantas, especialmente berenjenas, tomates, pepinos. Por lo que os aconsejo plantar caléndulas cerca de estas hortalizas.
Se reproducen muy fácilmente de semillas.
Cerrad los ojos e imaginad un campo o jardín ecológicos lleno de la belleza, color y variedad de combinaciones que nos ofrecen las flores de las caléndulas.
Así están ahora las caléndulas de junio en el Ecojardín de Corazón Verde, disfrutando del sol y de la luz del Mediterráneo y aunque su nombre nos indica la posibilidad de disfrutarlas todos los meses del año cierto que en esta zona la falta de lluvias nos regala sus últimas flores hasta el otoño y eso sí una gran cantidad de semillas. La naturaleza es muy generosa.
Hola,
Te he encontrado por casualidad en Facebook y he entrado en tu maravillosa página, me encanta.
La caléndula la he descubierto este año en un curso de huertos. No sé si tienes alguna receta para hacer bien crema, jabón o champú, y me la pudieras facilitar.
Muchísimas gracias por tu divulgación.
Un cordial saludo.
¡Hola Rosario!
Gracias por leer lo que comparto. Te porpongo que hagas «La curalotó». Tienes la receta en este blog. Te encantará.
¡Abrazos silvestres!
Las hojas cuando están tiernas también se pueden consumir en ensalada… o cocidas, como cualquier otra verdura.
Un saludo Trinidad y muchísimas gracias por el blog, está estupendo
¡Maravillosa aportación!
Gracias Feliciana, lo probaremos.
¡Un fuerte abrazo!
me gusta la pag gracias me gustaría mas información
¡Hola Zoraida!
Gracias por leer mi blog.
Si tienes alguna pregunta concreta que necesites saber sobre la caléndula será un placer tratar de ayudarte.
¡Un abrazo!