“Contigo, pan y cebolla”
Es decir, haría cualquier cosa por ti, por estar contigo. Podría desprenderme de todo, renunciaría a todas las riquezas del mundo, siempre y cuando pudiéramos alimentarnos de algo; pero de entre todos los alimentos del mundo ¿cuáles elegiría que me sirvieran de consuelo, que fueran verdaderamente valiosos para nuestra supervivencia, y que contribuyera a mantener viva la llama de nuestro amor? La respuesta está cantada: el pan y la cebolla.
De los dos alimentos, el pan es el que menos extrañaría en nuestra elección, que es pura lógica. No existe un alimento tan arraigado en nuestra cultura como el pan, ya hablaremos de él otro día. Pero, ¿por qué la sabiduría popular ha elegido también a la cebolla como alimento inexcusable en las promesas de amor y compromiso?
Y luego está el tema de en calidad de qué acompaña al pan, si como complementario –es decir bocado de pan y bocado de cebolla– o como protagonista principal capaz de ofrecer algún beneficio a los seres humanos por sus cualidades intrínsecas. Analicemos pues este supuesto tesoro.
La cebolla (Allium cepa L.) es originaria de Asia y fue posteriormente difundida por el Mediterráneo. Es una de las hortalizas de consumo más antiguo y ha sido cultivada por egipcios, griegos y romanos desde el año 3200 a. de C. Durante la Edad Media se difundió su cultivo por los países mediterráneos, donde se fueron seleccionando las variedades de bulbo grande que dieron lugar a las variedades de hoy en día.
Utilizada desde tiempos muy remotos y no solo por sus propiedades medicinales sino por su capacidad para provocar el llanto, era empleada por las plañideras profesionales para “ambientar” los sepelios con sus llantos. Los antiguos médicos caldeos, egipcios, griegos y romanos conocían bien sus propiedades medicinales y la empleaban ampliamente: “Comer una cebolla diaria es garantía de salud, aunque nos haga llorar mientras la pelamos”, afirmaban. Ya la empleaban para tratar la tos, el resfriado y el mal de garganta.
La cebolla está siempre presente en nuestra cocina, no solo por la dieta mediterránea sino porque ofrece a nuestro organismo muchas otras aplicaciones como medicina: es antibiótica, expectorante y pectoral, hipotensora, diurética y depurativa, fluidificante de la sangre, vermífuga (ayuda a eliminar las lombrices intestinales), tonificante digestiva y general del organismo. En cosmética, aplicada externamente, estimula el crecimiento del cabello; suaviza y embellece la piel; limpia las pieles sucias con granos y acné, siendo interesante en este caso combinar el uso externo con el uso interno.
Hoy en día sigue teniendo un importante lugar en el botiquín natural de casa o en la despensa. Es muy probable que a muchos de nosotros nuestras madres o abuelas nos hayan ayudado a combatir los golpes de tos nocturnos colocando una cebolla partida por la mitad en un platito en la mesita de noche o incluso bajo la cama, pues si era vista, muchas veces el niño o niña se negaba a tener la cebolla delante, probablemente por su olor, pero sin verla parecía que no se olía. El resultado: la tos se mitiga e incluso desaparece. Os lo prometo.
Es aún más eficaz si preparamos un «delicioso» jarabe casero y natural, que podemos conservar en la nevera durante tres meses. Su elaboración es muy sencilla y sus ingredientes, muy económicos y naturales.
Ingredientes
1 kilo de cebollas de cultivo ecológico.
1 kilo de miel pura (de tomillo o eucalipto mejor).
Elaboración: Quitarle solo una capa a la cebolla, cortarla en pequeños trocitos y cocerla unos 15 minutos con un poquito de agua y a fuego lento. Transcurrido ese tiempo agregar el kilo de miel y calentarla escasos minutos, lo justo para que se haga líquida. A continuación retirar del fuego y batirlo todo con la batidora. Se le puede incorporar el jugo de un limón grande.
Un vez enfriado el jarabe, guardarlo en un tarro en la nevera y envasar en otro tarro pequeño lo que precisemos consumir en los próximos días. Tomar en pequeñas cucharaditas a lo largo del día, especialmente cuando tengamos golpes de tos.
Recuperar la salud es fácil y económico y como veis con productos de nuestra despensa.
El refranero popular tiene en muy buena estima a la cebolla:
«A falta de olla, bueno es pan y cebolla»
«Quien parte cebolla, sin pena llora»
«Habiendo amor, habrá una olla, con agua pan y cebolla»
«Ajo, cebolla y limón y déjate de inyección».
Me encantaría recibir las 10 recetas, me encanta todo lo que haces y tus curso de áloe vera me gusto mucho, gracias por compartir tus recetas y tu tiempo un abrazo Fina
Hola, hola preciosa!
¡Miles de gracias por tus palabras!
En una semana te enviaré por mail el dossier de fórmulas.
¡Abrazos silvestres!