Hoy cocina ella, poniendo sobre la mesa su sabiduría, paciencia y gusto por dar de comer a la familia. Uno de los placeres que generosamente nos regalan las madres. Pero hoy el plato no sólo nos va a calentar en este frío día de invierno sino que con este rico y saludable plato de olleta ponemos en valor la maravillosa Dieta Mediterránea, declarada patrimonio inmaterial de la Humanidad en el año 2010.
Sus ingredientes son sencillos, humildes y de temporada y en nuestra casa, ensalzando todo lo posible el concepto de saludable, empleamos todas las verduras y legumbres ecológicas, así unimos dos tradiciones la gastronómica y la agrícola, trayendo al presente el respeto por la tierra y las técnicas de cultivo en armonía con el suelo, la planta, el aire, el agua y la salud.
Es un plato que se remonta muy atrás en el tiempo, momentos en los que la carne o era un lujo o se comía sólo en festivos y domingos. No obstante os vais a encontrar restaurantes en los que sirven este plato con carnes varias, quizás por esa creencia de que la carne alimenta más que las verduras o las legumbres. Así sencilla, sin carne, la olleta tiene suficiente aporte de vitaminas, minerales y proteínas para vivir con salud.
Estos son los ingredientes de la «Olleta de mi madre», quien la cocina desde muy jóven de la misma manera, tal como le enseñó a ella su madre, mi abuela, una robusta mujer amante de los sencillos platos de cuchara.
Las cantidades que ha empleado para unas 6 personas aproximadamente son:
500 gr de alubias ecológicas
150 gr de lentejas ecológicas
1 cebolla, ecológica
1 nabo grande, ecológico
3 hojas grandes de acelgas, ecológicas
Una cabeza de dientes de ajo
Un puñado de almendras, ecológicas
2 patatas pequeñas, ecológicas
Dos cucharadas soperas de ñora picada
Unas hojitas de laurel
300 gr de calabaza, ecológica
1 rebanada pequeña de pan
aceite de oliva virgen extra ecológico, generoso
agua
Un puñadito de arroz (opcional), para cocerlo con la ración de olleta que se vaya a comer ese día
¡Manos a la obra!
Todo empieza la noche anterior poniendo a remojo las alubias con agua buena, a ser posible sin cal.
Por la mañana comienza la deliciosa tarea de cocinar. Se trocean todas las verduras. Con la cebolla , hemos llorado las dos, bueno hemos llorado y reído.
Se fríen con cuidado los ajos, la rebanada de pan y las almendras, con el aceite caliente pero sin humear, y con cuidado para que no se quemen, no serían muy saludables quemadas.
A continuación sacamos las almendras y sofreímos la cebolla, buen momento para dejar de llorar.
Majamos en el mortero las almendras con el pan, los ajos y la ñora picada.
Ponemos a hervir las alubias con la calabaza, el nabo y todo el sofrito. Dependiendo de la olla o cazuela podemos necesitar de 45 minutos a 1 hora a fuego lento. Transcurrido ese tiempo, abrimos la olla e incorporamos las lentejas y las hojas de acelga troceadas, ¡ah! y la sal, pues mi madre me dice que las alubias se cuecen sin sal y se les agrega una vez cocidas. Cocemos 15 minutos más y a disfrutar de este delicioso plato de cuchara. A ella le gusta agregar unos granitos de arroz para espesarlo pero yo hoy me lo he comido sin arroz pues la calabaza y la patata ya han dejado un delicioso y espesito caldo.
Este ha sido el resultado.
¡Gracias a todas las madres y abuelas que tan cariñosamente nos guisan, estos deliciosos y saludables platos de cuchara!
Hola,
Está maravilla de receta me la apunto ahora mismo. Hace cuatro años que no consumimos nada de origen animal, por respeto a ellos y por nuestra salud, la cual hemos mejorado por cierto.
Muchísimas gracias por compartir tu sabiduría.
Un afectuoso abrazo.
¡Muchas gracias a ti Rosario!
Seguro que te sale de rechupete.
¡Abrazos silvestres!
Que delicia y que apetecible, gracias por la receta que es además legado familiar. Como siempre generosidad de alma sois las dos. Un abrazo enorme y gracias de nuevo