Os presento, de nuevo, una humilde planta, una «cualisquieri«, como así la llamaban unos alumnos a los que sorprendí contándoles sus beneficios al comerla. La vamos a encontrar en suelos pobres, relativamente húmedos, nitrificados, campos de cultivo, herbazales tanto rurales como urbanos.
Se trata de Sonchus tenerrimus L., una planta de la familia de las Asteraceae, a la que popularmente se la conoce con los nombres de, » cerraja de pared», «linsones», «llicsó», «llistó».
Muy extendido su uso popular, especialmente para comer en ensaladas por todo el levante español, especialmente en Murcia y Alicante.
Los «linsones» no son sólo una hierba silvestre, sino que aporta interesantes nutrientes y propiedades medicinales a nuestro organismo. Todavía recuerdo, cuando hace más de 20 años, una muchacha llegó al herbolario y me pidió comprar linsones. El motivo era que un naturópata le había recomendado que los comiera por tener mucha vitamina C, tuvo suerte de que fue un otoño lluvioso y pude recolectarle unos cuantos para regalarle.
Por cierto, también es un rico manjar para conejos y caracoles.
Su sabor es refrescante, tierno, crujiente y ligeramente amargo y ya sabéis que todo lo amargo es beneficioso para el hígado. Comerla también ayuda a los riñones, eliminando el exceso de ácido úrico. Popularmente se emplea como diurética, refrescante, febrífuga y galactógena (que estimula la producción de la leche en las madres lactantes), acumula importantes cantidades de sodio en sus hojas, por lo que podemos reducir el uso de sal en las ensaladas y como y os he comentado es rico en vitamina C y flavonoides, es decir antioxidantes naturales. El látex que segrega al romper sus tallos tiene un efecto hidragogo y en Italia se utiliza popularmente este látex para aliviar las picaduras de insectos.
Una de las mejores maneras de disfrutar de los «linsones», es desde luego comiéndolos crudos en ensaladas y dado que tenemos la suerte de que coincide su brotación más tierna con otros ricos y saludables manjares como las granadas y las alcachofas os animo a salir al campo con vuestros hijos, hijas, nietos, sobrinos etc. y recolectar juntos los deliciosos «linsones». Seguro que los encontráis junto a sus «primos hermanos» las cerrajas (Sonchus tenerrimus L.) y los diente de león (Taraxacum officinalis L.), también hay quien los confunde con las camarojas (Cichorium intybus L.) pero éstas llegan más tarde, ya adentrada la primavera, no obstante de todas estas hierbas podemos comernos las hojas crudas en ensaladas, cocidas o fritas e incluso las raíces tostadas como sustituto del café. Ya os mostraré en otras entradas de este blog cómo son estas otras deliciosas «cualisquieri».
Todas estas verduras silvestres se emplean en muchos pueblos de la Comunidad Valenciana para elaborar los apreciados «pastissets de brossa», y deliciosas cocas artesanas, que tuve la suerte de degustar en una feria de tradiciones en el pueblo de Beniardá de Alicante.
En casa disfrutamos de los «linsones» de la manera más sencilla que conozco, que es como los comían mis abuelos y los comía mi padre, en ensaladas. Los podéis comer sólos, bien lavaditos y aliñados con un poquito de ajo, vinagre, aceite y una pizquita de sal, ¡una delicia! Se me hace la boca agua de pensarlo.
Esta otra combinación junto con los antioxidantes de la granada y otra hierba silvestre comestible, la Sanguisorba minor L. o «pimpinela».
Con rábanos…
Y con alcachofas…ummmm!! Deliciosa combinación para depurar el hígado y alimentar a nuestra microbiota con fibra de primera calidad.
Cuando la planta llega al final de su ciclo nos ofrece aún un fabuloso entretenimiento, que es soplar los «abuelitos» o conjunto de vilanos que ayudan a las semillas a dispersarse por el aire y germinar por doquier, ¿quién no ha soplado de pequeño las semillas de estas generosas plantas silvestres?
Hola! Quisiera saber si las flores son también comestibles?! Muchas gracias y saludos!
¡Hola, hola Channa!
Si se pueden comer, siempre en cantidad lógica, pero no les conozco toxicidad alguna.
¡Abrazos!